domingo, 11 de marzo de 2012

Gloria eterna a Tony Soprano.




Llevaba ya tiempo queriendo hacer una entrada sobre Los Soprano. Hace como dos meses que me acabé la serie. Bien, me ha parecido una auténtica obra de arte. El tiempo que la estuve viendo, cada temporada, cada capítulo me enganchaba más aun. Llegué a ver cinco capítulos seguidos. Me atrapó totalmente.
En la serie está todo sumamente cuidado, hasta el más mínimo detalle. Cualquier cosa que para nosotros no tuviera la más mínima importancia, la tenía, aunque no lo notáramos. Basta solo con estudiar detenidamente la última escena de la serie, donde los pequeños detalles son numerosos, y determinantes.
El argumento es apasionante, tanto la trama principal, como las numerosas tramas secundarias. Y el reparto, vaya tela. Los personajes están hechos como anillos para el dedo de los actores. Se hace difícil ver a Tony Soprano en otro cuerpo que no sea el de James Gandolfini. Y lo mismo podría aplicarse al resto de personajes de la serie.



A medida que iba consumiendo capítulos y temporadas, las sensaciones se enfrentaban dentro de mí. Las ganas de ver los capítulos cuanto antes chocaban con la idea de tardar en verlos, como si algo en mí quisiera que no se acabase nunca. Bien, pues se acabó. Y nada más acabar el último capítulo, ya me invadió la nostalgia. Y un miedo también me invadió. ¿Todo lo que vea ahora me parecerá una mierda? ¿Voy a encontrar series que me enganchen y que me apasionen tanto como esta? ¿Podré adorar tanto a algún otro personaje como adoré a Tony Soprano?
Espero que sí. He comenzado con The Wire, y tengo ganas de Mad Men.
Para cerrar, solo decir que si tenéis la oportunidad de ver la serie, que lo hagáis, que no lo dudéis. Os atrapa.
Gracias a David Chase por crear esta maravilla.

Con B de Borja.