Llevaba ya tiempo queriendo hacer una entrada sobre Los
Soprano. Hace como dos meses que me acabé la serie. Bien, me ha parecido una
auténtica obra de arte. El tiempo que la estuve viendo, cada temporada, cada
capítulo me enganchaba más aun. Llegué a ver cinco capítulos seguidos. Me atrapó
totalmente.
En la serie está todo sumamente cuidado, hasta el más mínimo
detalle. Cualquier cosa que para nosotros no tuviera la más mínima importancia,
la tenía, aunque no lo notáramos. Basta solo con estudiar detenidamente la última
escena de la serie, donde los pequeños detalles son numerosos, y determinantes.
El argumento es apasionante, tanto la trama principal, como
las numerosas tramas secundarias. Y el reparto, vaya tela. Los personajes están
hechos como anillos para el dedo de los actores. Se hace difícil ver a Tony
Soprano en otro cuerpo que no sea el de James Gandolfini. Y lo mismo podría
aplicarse al resto de personajes de la serie.
A medida que iba consumiendo capítulos y temporadas, las
sensaciones se enfrentaban dentro de mí. Las ganas de ver los capítulos cuanto
antes chocaban con la idea de tardar en verlos, como si algo en mí quisiera que
no se acabase nunca. Bien, pues se acabó. Y nada más acabar el último capítulo,
ya me invadió la nostalgia. Y un miedo también me invadió. ¿Todo lo que vea
ahora me parecerá una mierda? ¿Voy a encontrar series que me enganchen y que me
apasionen tanto como esta? ¿Podré adorar tanto a algún otro personaje como adoré
a Tony Soprano?
Espero que sí. He comenzado con The Wire, y tengo ganas de
Mad Men.
Para cerrar, solo decir que si tenéis la oportunidad de ver
la serie, que lo hagáis, que no lo dudéis. Os atrapa.
Gracias a David Chase por crear esta maravilla.
Con B de Borja.