jueves, 19 de enero de 2012

Mi visión del clásico. Madrid - Barça.

Tuve la suerte, también me tomé las molestias, de conseguir entradas para el partido que se disputó ayer día 19 de Enero en el Santiago Bernabéu y que enfrentaba al Real Madrid y al F.C. Barcelona. ¿Para qué engañarnos? El partido medía a los dos mejores equipos del mundo y tuve el privilegio de ver el duelo en directo.
Antes de meterme con el partido, procede que os ponga en situación a los que no me conocéis. Siempre fui del Madrid, pero del Madrid cerrado; hasta que me dio la vena azul hace unos seis o siete años. Empecé a olvidarme del Madrid y mi corazón futbolístico se fue centrando poco a poco en el Real Oviedo. Soy del Real Oviedo. Es mi equipo, ni soy del Madrid, ni soy del Barça, aunque es cierto, que prefiero que gane el Madrid, porque me cae mejor, y porque me tira de esos años en los que era merengue. Por eso puedo decir que acudía al partido como amante del fútbol, a ver un gran espectáculo, y siendo francos, algo en mi cabeza me decía que a ver al mejor equipo del mundo, y según los que han visto otros equipos de la historia del fútbol como el Barça de Cruyff o el La Quinta del Buitre, al mejor equipo de la historia.
Llegaba al campo con dos horas de antelación, me gusta llegar con tiempo para palpar el ambiente. Justo cuando salgo por la boca de metro de Santiago Bernabéu empiezo a escuchar sirenas y cuando miro hacia la Castellana estaba el bus del Madrid a punto de girar hacia la izquierda. Total, que vi pasar al autobús del Madrid por delante de mi bigote. Vi a Pepe, concentrado tras unos enormes cascos, estaría escuchando Rocky para salir luego al campo con ganas, vi a Don Xabier, con su inconfundible barba pelirroja, a Ramos en el último asiento mirando al horizonte… En fin, todos con cara de estar concentrados y metidos en el partido lógicamente. La gente enloqueció al ver a su equipo y me metí en el ambiente. Cené un bocata de tortilla, dato fundamental, lo sé, y entré al campo, con tres cuartos de hora de antelación. Había una banderita por cada asiento, para dar color a la salida de los equipos. Cuando entré ya estaba Casillas calentando, y al poco rato salió el Madrid. El Barça no salió hasta 20 minutos antes de la hora. Se me había caído el 3G de la blackberry, con lo cual no sabía la alineación, y mi sorpresa fue mayúscula al ver el pelo desaliñado de alguien que me parecía que podía ser Altintop. Lo confirmé tras verlo con el zoom de la cámara y me puse a hacer cábalas sobre la alineación. Intuía que Mourinho plantearía el empate a ceros sin ningún pudor, pero me descolocó con ese movimiento. Ataque de entrenador puede llamarse. Si sale bien me corono, soy el puto amo, y si sale mal, este jugador no vale para este equipo, ya le di la oportunidad.



Comenzó el partido y ya con la primera posesión del Barça se apreciaba lo que se nos venía encima a los 80000 y pico que abarrotábamos el estadio. La línea más adelantrada del Madrid estaba clavada en el medio del campo. Y la defensa y los medios estaban tan juntos que parecían una línea de siete. Bien, líneas juntas y a esperar en el medio del campo. Robar y a correr. Planteamiento claro de Mourinho. Planteamiento rácano. En la butaca de al lado había un señor de mediana edad, que en el minuto cinco me decía lo siguiente: “Esto es vergonzoso, yo he visto aquí jugar a Juanito, a Santillana…” “Este planteamiento lo saca cualquier otro entrenador y lo echan al descanso”. Esta era la opinión de este madridista. No quiero generalizarla al resto de madridistas, pero no es el primero ni el último que me dice eso. Más o menos es lo que yo pienso. El Madrid asume su papel de inferior al Barça, algo que todo el mundo sabe que es en este momento, pero también lo son el Betis, el Getafe, el Levante… y le plantaron cara. Le plantaron cara con el balón.


Ayer el Madrid regalaba el balón, pero literalmente. Cogía el balón Casillas y pateaba. Si caía donde había alguno de blanco para que la luchara bien, si no balón para el Barça y nos replegamos. Sin ningún pudor. Sin ningún pudor tampoco a  la hora de hacer faltas o de ensuciar el partido. Así le ganó con el Inter, no lo olvidemos. Este era el planteamiento de Mourinho.  Pensando en dejar la portería a cero y jugársela en la vuelta. Pero ni con esas se le consigue meter mano a este equipazo.


El Madrid robaba en el medio del campo y buscaba rápidamente a Cristiano. Le salió una vez. La explosividad del portugués consigue dejar atrás a Piqué. Chut raso, seco. Gol. Uno a cero. El partido donde lo quería Mourinho. El resto de la primera parte el Madrid no tuvo ni una ocasión más. El Barça tocaba y tocaba en defensa, pero tampoco encontraba el hueco, hasta que no aparecían Messi, Xavi o el gran Andrés Iniesta. Aquí quiero detenerme. A la hora de hablar de Don Andrés Iniesta. Todos sabemos lo bueno que es y lo bien que lo hace, pero al verlo en el campo, al verlo en directo, te das cuenta de que es aun más bueno de lo que piensas. Y es español. No es tan desequilibrante como Messi o no tiene la gran visión de juego de Xavi, pero tiene la mezcla exacta de ambas virtudes a las cuales suma otras como una técnica exquisita y un regate hermoso. Ayer bajó dos balones del cielo, que me recordó a como los bajaba el gran Zinedine. A pesar de que Altintop no lo hizo mal, Iniesta tuvo un par de ellas en la primera parte, pero no batió la portería madridista.



Así se llegaba al descanso, en la segunda parte, el Madrid salió como estaba, más defensivo no se podía salir. Y tuvo la mala suerte de recibir un gol a balón parado. Con el empate el Madrid no cambió y el Barça comenzó a fluir. La máquina se engrasó y el toque se apoderó del Bernabéu. Es impresionante que tú estés en la tribuna, sentado, viendo todo el campo y de repente, cuando menos te los esperas, algún bajito de blaugrana hace un pase que solo ve él. Que nadie, ninguno de los 80000 que estaban en el campo habían visto. Y tras uno de esos, gol de Abidal, como si de cualquier killer se tratara irrumpió en el área el lateral izquierdo. 2 – 1. Este resultado ya no le vale al Madrid. A pesar de los cambios “ofensivos” el Madrid no inquietó al Barça y así se llegaba al final de los 90 minutos.
Salí del campo un poco decepcionado, porque había perdido el Madrid, pero con el paso de los minutos me fui dando cuenta y me fui poniendo más alegre, porque había ganado el fútbol. Había visto una exhibición de toque, de movimiento. El mejor equipo del mundo. Lo hacen todo tan facil, parece de Playstation. Me siento afortunado de poder haber visto a este equipo en directo.
Los que quieran leerse el tocho que lo lean, y los que no que miren las fotos.
Con B de Borja. 

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